En un contexto de creciente demanda por infraestructuras más eficientes, sostenibles y conectadas, el papel del Facility Manager ha evolucionado notablemente. Hoy, gestionar un edificio no solo implica optimizar el confort y reducir los costes, sino también cumplir con estándares ambientales (como la Directiva Europea de Eficiencia Energética de la Edificación, que entró en vigor en mayo de 2024; o las certificaciones Leed, Breeam, Well, etc.) y maximizar la longevidad de los activos. Podríamos decir que los edificios inteligentes podrían ser líderes o al menos dar un gran impulso a la trasformación energética que necesita el planeta, ya que estos son unos grandes consumidores de energía.
Los edificios inteligentes, denominados así por estar dotados de tecnología IoT, inteligencia artificial y sistemas de automatización, ofrecen una solución integral para los Facility Managers, permitiéndoles afrontar los desafíos de manera más efectiva y alinearse con los objetivos estratégicos de sus empresas.
Según Cristina Arriola, Associate Director de Facility Management en Savills, “El Facility manager que gestiona el edificio y los espacios utilizados, tiene los datos necesarios para reflexionar y desarrollar estrategias que mejoren la experiencia del usuario en su oficina. En esta era de decisiones basadas en datos (Data Driven), los edificios ya no son inteligentes simplemente por funcionar de forma autónoma, sino porque nos transmiten información que nos permite entender mejor las necesidades de las empresas y de las personas que los habitan”.
¿Cómo facilitan los edificios inteligentes el trabajo del Facility Manager? Uno de los mayores beneficios que aporta un edificio inteligente es la visibilidad en tiempo real y la toma de decisiones basada en datos. Los sensores y sistemas de Internet de las Cosas (IoT) permiten monitorizar el funcionamiento de múltiples instalaciones de manera centralizada, lo cual proporciona al Facility Manager acceso directo a información en tiempo real sobre aspectos críticos del edificio, como la climatización, iluminación, seguridad y ocupación. Esto significa que cualquier problema o desviación se detecta al instante, permitiendo tomar medidas antes de que los fallos se conviertan en problemas graves. Por ejemplo, un sensor en el sistema de aire acondicionado puede advertir sobre cambios en el rendimiento, señalando la necesidad de ajustes o mantenimiento preventivo antes de una posible avería. El sector del mantenimiento es otro de los que han visto cómo han evolucionado enormemente gracias a la implementación e integración de la tecnología en los edificios.
Para Alberto González Gutiérrez, ingeniero de Telecomunicación y director de la Comisión de Tecnología de IFMA España, “en un mundo en el que la tecnología sigue evolucionando a un ritmo vertiginoso, el concepto de ‘edificios inteligentes’ se ha convertido en una estrategia fundamental para una gestión eficaz de las instalaciones (…). Esta transformación no solo mejora la eficiencia operativa, sino que también se alinea estrechamente con los objetivos estratégicos de las organizaciones”.
La automatización es otro componente crucial de los edificios inteligentes, que incrementa la eficiencia operativa y reduce los costes de gestión. Mediante algoritmos y ajustes automáticos, los sistemas de iluminación, ventilación y temperatura se regulan en función de la ocupación y de factores ambientales externos, por ejemplo. Esto no solo ahorra tiempo a los Facility Managers, al eliminar la supervisión manual de estas tareas, sino que también representa un ahorro energético significativo. Un ejemplo práctico de esto es el ajuste automático de la temperatura en áreas de baja ocupación durante horarios no laborales, lo que permite reducir el consumo sin afectar el confort de los usuarios. Así, la automatización proporciona un beneficio doble: ahorro de recursos y mayor eficiencia operativa.
Según González, “la gestión eficaz de las instalaciones es crucial para cualquier organización, ya que repercute directamente en la eficiencia operativa, la productividad y la satisfacción general de los ocupantes”. Es sabido que ya es un factor determinante para la atracción y retención del talento en la actualidad.
Mantenimiento predictivo de los edificios inteligentes
Uno de los avances más innovadores en la gestión de edificios inteligentes es el mantenimiento predictivo. Gracias a los datos recogidos por sensores y analizados con inteligencia artificial, el sistema puede anticipar las necesidades de mantenimiento antes de que se produzcan fallos, lo que permite una gestión proactiva de los activos. Para el Facility Manager, esto supone una ventaja operativa enorme, ya que reduce la dependencia de reparaciones de emergencia y prolonga la vida útil de los equipos. Por ejemplo, en sistemas críticos como HVAC (calefacción, ventilación y aire acondicionado) o sistemas de suministro de agua, la detección temprana de anomalías puede evitar interrupciones importantes y reducir notablemente el gasto en mantenimiento reactivo.
Expertos como, Ana Gómez Palazuelos, gerente de Desarrollo de Negocio de CBRE GWS, y Santiago Pérez Palenciano, director nacional de Mantenimiento en BCL (SIFU) y presidente del Comité de Edificios de la AEM, coinciden en que las estrategias para un mantenimiento eficiente son: la planificación preventiva, el uso de tecnología (como implementar sistemas de gestión de edificios (BMS) para monitorear el consumo de energía y agua); educar y sensibilizar en sostenibilidad; y colaborar con expertos para realizar auditorías periódicas, recomendaciones y poner en marcha las mejores prácticas.
Impacto en la sostenibilidad y vida útil del edificio
Además de simplificar la labor de los Facility Managers, los edificios inteligentes tienen un impacto directo en la sostenibilidad, lo que también es relevante desde una perspectiva de gestión de activos y de conexión entre edificios en una ciudad inteligente. Uno de los beneficios más destacados es el ahorro energético y la reducción de la huella de carbono. Los sistemas inteligentes ajustan automáticamente el consumo de energía según la ocupación y las condiciones climáticas, minimizando el uso de electricidad y gas. Para el Facility Manager, esto no solo facilita el cumplimiento de las normativas de sostenibilidad, sino que también representa un ahorro en los costes energéticos. Un ejemplo concreto, que nos presenta Alberto González (IFMA España), son los sensores de ocupación, que pueden detectar cuándo las salas de reuniones u oficinas están desocupadas y apagar, de esta manera, automáticamente las luces o los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado. Esto no solo ahorra energía, sino que también contribuye a las iniciativas de sostenibilidad de una compañía. “Según las investigaciones, los edificios que implementan tecnología inteligente pueden reducir el consumo de energía hasta en un 30%”, apunta González.
Además, “la tecnología inteligente puede facilitar la integración de fuentes de energía renovables, como los paneles solares. Al utilizar redes inteligentes, los edificios pueden gestionar la distribución de energía de forma más eficaz, lo que les permite utilizar energía renovable cuando está disponible y reducir la dependencia de fuentes no renovables”, continúa González.
La gestión del agua y de los residuos es otro aspecto fundamental en la sostenibilidad de un edificio inteligente Mediante sensores, se monitorea y optimiza el uso del agua, detectando fugas o áreas de desperdicio que pueden solucionarse de inmediato. Además, algunos sistemas avanzados permiten una gestión automatizada de los residuos, ayudando a reducir el volumen de desechos enviados a vertederos y facilitando la implementación de prácticas de reciclaje. Estos avances en la gestión de recursos naturales no solo benefician al medioambiente, sino que también simplifican la carga operativa del Facility Manager, quien puede supervisar el consumo de agua y la producción de residuos de forma eficaz y centralizada.
Por último, la tecnología también contribuye a la extensión de la vida útil de los activos y materiales del edificio. Al mantener un control constante sobre el estado de los equipos y al anticiparse a posibles fallos, los sistemas inteligentes ayudan a reducir el desgaste prematuro. Esto no solo evita la necesidad de reemplazos frecuentes, sino que se alinea con el concepto de economía circular, promoviendo un uso más responsable y eficiente de los recursos.
Desde el punto de vista de la AEM (la Asociación Española de Mantenimiento), “el mantenimiento de edificios sostenibles es un aspecto crítico que no debe subestimarse. A medida que la demanda de construcciones ecológicas sigue creciendo, es esencial que los propietarios y administradores de edificios comprendan la importancia de un mantenimiento adecuado para maximizar los beneficios a largo plazo. Con un enfoque proactivo y el uso de tecnologías adecuadas, es posible mantener estos edificios en condiciones óptimas, garantizando así su contribución a un futuro” y alargando la vida de estos activos de manera sostenible.
Beneficios económicos y retorno de la inversión para los Facility Managers
Además de las ventajas operativas y sostenibles, los edificios inteligentes también tienen un impacto significativo en los beneficios económicos y el retorno de inversión (ROI). Para los Facility Managers, gestionar un edificio inteligente significa una reducción directa en los costes operativos, desde el ahorro energético hasta el menor gasto en reparaciones y mantenimientos reactivos. Aunque la inversión inicial en tecnología puede ser elevada, los ahorros en consumo de recursos y la eficiencia en la operación diaria permiten recuperar la inversión a mediano plazo.
Esta optimización de recursos contribuye también a mejorar los presupuestos operativos de los Facility Managers, quienes disponen de más margen para invertir en mejoras de los espacios o en iniciativas que generen valor para los usuarios del edificio. Al reducir las tareas reactivas y optimizar los recursos, los edificios inteligentes se convierten en una herramienta estratégica para cumplir con los objetivos de rentabilidad y sostenibilidad de la empresa.
Asimismo, otro de los beneficios de gestionar edificios que sean ‘inteligentes’ es que repercute en el bienestar de los empleados. Para Cristina Arriola, Associate Director de Facility Management en Savills, “Los datos nos ayudan a crear entornos más seguros, saludables y eficientes”
El análisis predictivo, según Arriola facilita la anticipación a problemas potenciales, mejorando la gestión de las instalaciones y reduciendo costes operativos. “Esta capacidad transforma los edificios en sistemas vivos que se adaptan a las necesidades reales de quienes los usan. Lo que lleva a poner el foco en la experiencia del usuario. Aquí es donde nuestra labor conecta con las personas. El usuario de hoy quiere tener el control, ser autónomo y eso lo vemos en pequeñas cosas como la posibilidad de reservar su espacio de trabajo desde una app, gestionar incidencias con un clic, sin tener que recurrir a largos procesos burocráticos, sentirse en un entorno que se ajusta automáticamente a sus preferencias”.
Arriola concluye que, “Cada empresa tiene sus propios drivers de gestión de edificios y bienestar de los empleados”. Para esta profesional el desafío radica en diseñar estrategias a medida que integren ambos enfoques. “En este proceso, la tecnología se convierte en una aliada indispensable. Herramientas como aplicaciones específicas, inteligencia artificial y plataformas de gestión de datos permiten recopilar información valiosa y trazar una hoja de ruta que responda a las necesidades de cada organización”.
En este sentido, Rafael Ortega Souviron, director de Compras y Experto en Facility Management, nos habla del “enfoque en la experiencia humana”, que también transforma el trabajo del gestor. “Esto eleva el impacto del Facility Manager, que ya no solo administra infraestructuras, sino que también diseña espacios pensados para el bienestar y la productividad y contribuye activamente en lograr estos objetivos”.
Sin embargo, prosigue “este nuevo rol no está exento de retos. Gestionar un edificio inteligente exige un aprendizaje continuo, saber rodearse de proveedores de servicios expertos en su materia y una gran habilidad de manejar grandes cantidades de datos de manera responsable. Además, el Facility Manager podría sentir que pierde parte del control manual sobre los sistemas del edificio, ya que muchas decisiones pasan a ser automatizadas o basadas en algoritmos.
Los edificios inteligentes representan una herramienta valiosa para los Facility Managers, quienes encuentran en ellos una solución para gestionar instalaciones de manera más eficiente, segura y sostenible. Al integrar tecnología avanzada, los Facility Managers pueden supervisar el rendimiento del edificio en tiempo real, automatizar procesos clave y prolongar la vida útil de los activos, con un impacto positivo tanto en la sostenibilidad como en el ahorro de costes operativos. La inversión en tecnología para edificios inteligentes no solo se traduce en beneficios ambientales, sino que también fortalece la posición de la empresa en el mercado y facilita la creación de valor a largo plazo. Para los Facility Managers, la transición hacia una gestión inteligente de los edificios no es solo una opción estratégica, sino una inversión clave en el futuro.
Además, estos profesionales deben estar atentos a las tendencias y cambios que se producen en el sector tecnológico. Para 2025, concretamente, consultoras como Gartner, ya hablan de que la Inteligencia Artificial Generativa (GenAI) no solo superará el impacto que tuvieron la nube y los proveedores de outsourcing en sistemas de centros de datos, sino que se espera que la demanda de GenAI casi triplique las ventas de servidores entre 2023 y 2028.
La GenAI está entre las tendencias para 2025, junto a la sostenibilidad, apostando por estrategias de virtualización y migración a la ‘nube’, así como el Edge Computing y los modelos híbridos distribuidos.
A pesar de estos desafíos, Rafael Ortega nos asegura que, “los beneficios superan con creces las posibles pérdidas. Los edificios inteligentes no son solo herramientas tecnológicas; son una oportunidad para que el Facility Manager eleve su papel y se convierta en un actor clave en la creación de espacios sostenibles, eficientes y humanos. Con las personas adecuadas gestionándolos, tienen el potencial de cambiar no solo nuestros espacios, sino también nuestra forma de vida”.
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