Pasamos la mayor parte de nuestro tiempo dentro de edificios. Son parte fundamental del entono en el que habitamos, trabajamos y nos relacionamos, por lo que necesariamente tienen un impacto significativo en nuestra salud y bienestar, cuestiones cuya importancia son cada vez más reconocidas en la sociedad. En este contexto apareció hace solo unos pocos años la certificación WELL Building Standard ® (WELL), que pretende ser justamente esto, una herramienta para evaluar el impacto de los edificios en la salud de las personas que los ocupan.
El crecimiento de WELL ha sido muy rápido. Muchas de las propiedades y organizaciones más prestigiosas están apostando por él en todo el mundo. Este éxito se sustenta en la generación de valor para todas las partes: los ocupantes pueden disfrutar de espacios más saludables, atractivos y participativos; las propiedades encuentran un elemento de diferenciación para mejorar los ratios y los tiempos de ocupación de sus inmuebles; para las organizaciones el beneficio reside en la promoción de valores positivos intangibles como la imagen de marca, y también en otros medibles asociados al diseño de espacios de trabajo más productivos. Esto último, la productividad, puede mejorar debido a condiciones ambientales más apropiadas y también a factores como la retención de talento, la reducción de la rotación de personal y el menor absentismo. Ha de tenerse en cuenta que el mayor coste operativo de las empresas de servicios profesionales es el gasto en el personal, el cual puede suponer hasta un 90% en la cuenta de resultados, muy por encima de otros como el alquiler o el suministro de energía, por lo que una pequeña mejora en la productividad conlleva un impacto notable en los beneficios.
Las organizaciones que gestionan estas certificaciones pretenden facilitar su convivencia y animan a la certificación conjunta para potenciar las credenciales del edificio
Expresado en el lema “WELL es para la gente”, este certificado se centra exclusivamente en la salud y el bienestar de los ocupantes, pero no es el primero en abordar estas cuestiones. Sellos de sostenibilidad basados en los tres pilares del desarrollo sostenible (el medio ambiente, la economía y la sociedad) y de enfoque holístico como BREEAM y LEED ya se ocupan, de manera más tangencial, de factores que impactan en la salud y el bienestar; por ejemplo, la calidad del aire y del agua, el confort térmico, el acústico o la accesibilidad. Sin embargo, WELL va más allá. Incorpora áreas de evaluación nuevas como las políticas de empresa, la salud mental o la alimentación, y se enfoca en la monitorización continua para garantizar que los objetivos se cumplen. Para esto último, por cierto, los gestores del edificio adquieren un papel importante.
¿Y cómo es la coexistencia de WELL con estos certificados de sostenibilidad? ¿son compatibles? Las organizaciones que los gestionan pretenden facilitar su convivencia y animan a la certificación conjunta para potenciar las credenciales del edificio, tanto en relación con el impacto en la salud humana como en el medio ambiente, es decir, sumar gente más planeta, logrando así una sinergia positiva que aumente el valor aportado a los activos. En cuanto a la aplicación práctica en los proyectos, el enfoque de WELL es aceptar cómo validos ciertos criterios de BREEAM y LEED en aquellas áreas comunes donde existe solapamiento.
Como ejemplo de que las certificaciones de salud y bienestar y de sostenibilidad son compatibles podemos citar el proyecto de implantación de nuestra oficina en Londres, One Carter Lane, el primer certificado WELL en Europa, que en 2016 logró WELL GOLD y BREEAM EXCELLENT.
Este proyecto ha sido una oportunidad parar mostrar la convicción de Cundall de que un gran diseño debe inspirar un espacio de trabajo creativo, saludable y colaborativo y, por supuesto, también debe ser sostenible. Asimismo, podemos decir que, en línea con los beneficios mencionados anteriormente, la experiencia ha sido muy positiva en términos de mejora de la productividad de la oficina. Por ejemplo, la rotación de personal es un 20% inferior al de una oficina nueva convencional, además el absentismo se ha reducido el 25%, lo que ha hecho posible rentabilizar la inversión en plazos realmente bajos, de solo algunos meses.
El enfoque de WELL es aceptar cómo validos ciertos criterios de BREEAM y LEED en aquellas áreas comunes donde existe solapamiento
Al igual que el caso anterior, la mayoría de los proyectos que persiguen la certificación WELL también lo hacen con un sello de sostenibilidad. En el marco de la consecución de los objetivos de eficiencia marcados por la UE y el avance hacia edificios de bajo consumo el desarrollo sostenible forma parte de la agenda de los principales promotores y organizaciones, y su importancia ha de seguir aumentando. A su vez, la preocupación cada vez mayor por la salud y el bienestar de las personas muestra una tendencia al alza, como ilustra el crecimiento exponencial de la certificación WELL a nivel global. Esto sugiere, al menos en el corto y medio plazo, el aumento del número de proyectos con la certificación conjunta con WELL y un sello de sostenibilidad como BREEAM o LEED.
Personalmente me gusta ver los certificados como elementos facilitadores del cambio. Capaces de transformar e impulsar la industria en ciertas direcciones. Durante los últimos 10 años hemos asistido a un crecimiento muy notable de la sostenibilidad en la edificación en el que certificados como BREEAM y LEED han sido una referencia y un estímulo. Sin duda lo seguirán siendo. En los próximos años creo que también veremos un avance en el diseño de espacios más saludables y humanizados. El certificado WELL es ya uno de los motores de esta transformación.