Los edificios, que consumen alrededor de un 40% de la energía primaria, suponen el 56% de la contaminación de nuestras ciudades, frente al 13% que provienen de las emisiones de los vehículos, según la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA). Estos datos nos hacen ver el papel fundamental que desempeñan los edificios en la lucha contra el cambio climático.
Si nos centramos en España, cabe señalar que, de los 25 millones de viviendas que hay, más de la mitad (55%) fueron construidas antes de la década de los 80, superando muchas de ellas (más del 20%) los 50 años de vida. En concreto, cuatro de cada cinco edificios son ineficientes, según un estudio de Greenward Partners. Hablamos de edificios que tienen filtraciones de aire incontroladas y que carecen de medidas pasivas y de eficiencia energética, como pueden ser aislamientos térmicos adecuados tanto en fachadas como en suelo y cubierta, carpinterías de altas prestaciones, sistemas de recuperación de calor o calderas de alta eficiencia y, a mayores, la utilización de energías renovables como solar fotovoltaica, sistemas de biomasa o geotermia, o instalaciones para reutilización de aguas residuales, entre otras.
Ante este panorama y teniendo en cuenta que, de acuerdo con la Directiva Europea 2010/31, todos los edificios deberán ser de Consumo Casi Nulo a partir del 31 de diciembre de 2020, está claro que nos enfrentamos a un reto de unas dimensiones extraordinarias. Y que, aunque alcanzar este objetivo dentro de este plazo pueda parecer irrealizable, tenemos que avanzar con mucha mayor rapidez en la rehabilitación de los edificios ineficientes de nuestro país. Una de las soluciones es rehabilitar bajo el estándar Passivhaus, uno de los más exigentes del mundo en construcción energéticamente eficiente, y que supone un ahorro energético de hasta el 90% en comparación con un edificio convencional
Passivhaus es uno de los estándar más exigentes del mundo en construcción energéticamente eficiente
En este sentido, es importante mencionar que cerramos 2019 con cerca de 120.000 metros cuadrados certificados, y tenemos indicadores que nos hacen prever que durante los próximos tres años alcanzaremos un total de 450.000 metros cuadrados en casi 300 proyectos.
Buscando la solución Passivhaus
La solución es simple. Se basa en aprovechar al máximo el sol y la orientación del inmueble para captar la mayor energía posible. A partir de ahí, basta aplicar de forma coordinada y simultánea cinco principios básicos en la construcción del edificio: utilizar altos niveles de aislamiento térmico; cuidar su diseño y ejecución eliminando los puentes térmicos, dando continuidad al aislamiento a lo largo de todo el edificio; incluir puertas y ventanas de altas prestaciones térmicas (triple acristalamiento, bajas transmitancias y correcta instalación); garantizar la hermeticidad a la entrada de aire no deseado; y recurrir a una ventilación mecánica con recuperación de calor de alto rendimiento.
Cuando se presentan las características de los Edificios de Consumo Casi Nulo, son muchos los que perciben que se trata de un modelo costoso que requiere una gran inversión. Sin embargo, mediante un buen diseño de partida y con una visión de manera integral, se puede reducir enormemente el tamaño de la inversión necesaria que, en cualquier caso, se recupera con el ahorro energético obtenido entre los primeros 5 y 10 años de uso del edificio (dependiendo del tamaño), dado que la factura energética de climatización solo supone en torno a un euro por metro cuadrado al año.
En definitiva, las edificaciones construidas o rehabilitadas bajo el estándar Passivhaus ofrecen un virtuoso equilibrio entre confort y eficiencia energética dando como resultado ciudades más sostenibles.