La reciente revisión de la Directiva de Eficiencia Energética de los Edificios (EPBD) pone un imprescindible énfasis en la calidad del ambiente interior, marcando un importante paso adelante hacia la mejora de la calidad de vida de las personas en oficinas y otros lugares de trabajo.
El futuro de las oficinas saludables y sostenibles en Europa
Los europeos pasamos hasta el 90% del tiempo en edificios. Una gran parte de ese tiempo transcurre en oficinas y otros lugares de trabajo en interiores. La calidad del ambiente en esos espacios influye directamente en la salud, el bienestar, el confort, las capacidades cognitivas y también a la calidad del sueño, lo cual afecta negativamente al aprendizaje en actividades de formación y a la productividad. Los pilares de la calidad de ambientes interiores son la calidad del aire interior (CAI), el confort térmico, la acústica y la iluminación: optimizando estos parámetros se pueden conseguir entornos interiores saludables que, además de favorecer el bienestar y la salud física y mental, también impulsen el crecimiento sostenible.
Un catalizador para la prosperidad económica y social
La mejora de la calidad de ambientes interiores aporta beneficios tangibles a las personas y a la economía. Muchas investigaciones demuestran sistemáticamente que los edificios con una calidad óptima del aire interior y el control de la temperatura, la iluminación, la humedad y los niveles de ruido, dan lugar a mejores ambientes interiores, que no sólo se traducen en la protección de la salud de los ocupantes, sino también en un aumento de la satisfacción de los empleados, una reducción del absentismo y una mejora del rendimiento cognitivo en entornos de oficina y aprendizaje, al tiempo que contribuyen a mejorar el bienestar general, la calidad del sueño y la reducción de los niveles de estrés en los edificios residenciales.
Los espacios de trabajo sanos y productivos son cruciales no sólo para los trabajadores, sino también para las familias, ya que una calidad de ambiente interior deficiente está directamente relacionada con problemas respiratorios, incluido un mayor riesgo de enfermedades infecciosas transmitidas por el aire, alergias y una menor agudeza mental.
El impacto económico es claro: una calidad de ambiente interior deficiente se traduce en una disminución de la productividad, un aumento de los costes sanitarios y una disminución general de la calidad de vida. Así pues, abordar la cuestión de la CAI no es sólo un imperativo sanitario, sino socioeconómico, que afecta a todo el parque de edificios, adquiere especial relevancia en los espacios de trabajo, y tiene repercusiones positivas en la competitividad de Europa.
La eficiencia energética y la calidad de ambiente interior van de la mano
Los edificios proporcionan protección frente al entorno exterior y con una CAI adecuada proporcionan adicionalmente un ambiente interior en el que las personas pueden desarrollarse. El grado en que esto se consiga tiene consecuencias directas sobre el rendimiento energético de un edificio, por lo que optimizar la calidad de ambiente interior está totalmente en línea con los objetivos climáticos de Europa.
La automatización, la regulación y el control inteligentes de las instalaciones térmicas y de climatización maximizan la eficiencia energética, consiguiéndose reducir el consumo de energía y sistemas de calefacción, refrigeración, ventilación, iluminación, aire acondicionado y purificación del aire más adaptados a las personas.
Los edificios deben ser diseñados y rehabilitados incluyendo desde el principio de su diseño la calidad de ambiente interior y la eficiencia energética, que se basan en sistemas técnicos de construcción de última generación y minimizan su huella ambiental, contribuyendo a los objetivos más amplios de sostenibilidad de la Unión Europea.
La CAI no es un complemento opcional, sino una parte integral y crucial de una estrategia energética preparada para el futuro y un crecimiento sostenible que garantice que la mejora de la eficiencia energética no se traduce en un deterioro de la calidad del ambiente interior.
Un llamamiento a la acción coordinada
Para lograr avances significativos y estratégicos en la calidad del ambiente de interiores de oficinas y centros de trabajo, es necesaria una estrecha colaboración entre las partes interesadas de la industria, los investigadores, los profesionales de la construcción, los responsables políticos y la sociedad civil.
Es preciso abordar adecuada y conjuntamente los retos relacionados con la monitorización, medida y evaluación de la CAI, el seguimiento y la presentación de informes en los procesos de evaluación y mejora de la eficiencia energética y la preparación inteligente (SRI). Debemos fomentar un enfoque coordinado e intersectorial que promueva la innovación, aproveche las nuevas tecnologías y agilice el camino desde las directivas de la UE a la legislación nacional de manera coherente y consistente, sin burocracia ni cargas innecesarias perjudiciales para las empresas y el mercado único europeo. Es fundamental que España al igual que otros Estados miembro, integre consideraciones relativas a la CAI en sus planes nacionales sobre energía y clima (PNIEC), en el CTE (Código Técnico de la Edificación), en planes de rehabilitación energética de edificios y en estrategias de renovación para mejorar su eficacia general y su crecimiento sostenible a largo plazo y, en última instancia, conseguir edificios y espacios laborales más saludables, confortables, productivos, prósperos y energéticamente eficientes.
Os invitamos a visitar nuestra página web www.calidadaireinterior.org para más información.
Texto basado en la carta de “Recomendaciones conjuntas de la industria, para el próximo documento de orientación de la Comisión Europea sobre IEQ”, enviada por Eurovent y otras organizaciones europeas a la Comisión.