Desde su experiencia en la empresa CBRE, ¿cuáles cree que son los grandes retos del sector del FM en España para los próximos años? ¿Qué habría que transformar para alcanzarlos?
En primer lugar, y aunque muchos la dan ya por terminada, la pandemia sigue todavía con nosotros. Si bien Ómicron está ya en fase descendente, y las vacunas han demostrado su capacidad de protección, una nueva cepa puede aparecer en cualquier momento, con consecuencias imprevistas. Debemos, por tanto, continuar con nuestras medidas de prevención en los edificios. Poco a poco se van relajando las restricciones de aforo y distancia, pero debemos mantener por un tiempo los protocolos reforzados de limpieza y mantenimiento: reemplazo de filtros de equipos, renovación de aire, etc. La salud y el bienestar de nuestros empleados y de los usuarios de los edificios es, sin duda, nuestra prioridad número uno; y debemos prepararlos, formarlos, facilitar entornos seguros, proveerlos de los equipos adecuados de protección, etc.
Otro reto a corto plazo es la situación de escasez y elevada inflación de determinados suministros (cobre, madera, acero, combustibles, electricidad, gas, etc.), y que muy probablemente se verá empeorada por el desarrollo de las circunstancias geopolíticas actuales. Esto trae como consecuencia, lo estamos viendo ya, tensiones en los precios de suministros y costes internos de las empresas, además de riesgos de retrasos en la ejecución en obras y proyectos.
Más a medio plazo, los retos tanto en España como en todo el mundo son bien conocidos: la digitalización, la sostenibilidad y las nuevas formas de trabajo y gestión de espacios. Son todos retos que ya estaban aquí, pero que la pandemia ha acelerado, y que competen a todos los sectores y áreas de las organizaciones, y al Facility Management en particular. Aspectos como, por ejemplo, aplicar el Internet de las Cosas y la gestión de Big Data al mantenimiento, permitiendo el mantenimiento basado en condición y la optimización de la vida útil de los equipos, además de importantes ahorros económicos en consumo energético, no son ya el futuro sino el presente, y las empresas que no lo entiendan simplemente no sobrevivirán.
Lo mismo cabría decir de la sostenibilidad: la eficiencia energética, gestión de residuos, eficiencia de procesos (intrínsecamente unida a la digitalización), o la reducción de las emisiones de carbono a la atmósfera, entre otros, son aspectos que las empresas no pueden obviar en adelante. Además, los espacios de trabajo no volverán a ser los mismos de antes de la pandemia. El teletrabajo parcial (nosotros estimamos que entre un 20% y 40% en la mayoría de las organizaciones), el mayor protagonismo de los espacios colaborativos en los espacios de trabajo, etc., son tendencias que ya estaban aquí, como decíamos, pero ahora se han intensificado.
En su empresa CBRE, ¿cuáles son las prioridades del FM para anticiparse a los efectos estructurales de la crisis y prepararse para los nuevos escenarios?
Debemos prepararnos para pasar de servicios de input a output. Más sostenible y más eficiente. Contratos de servicios y no de medios. Por ejemplo, un servicio de limpieza basado en rendimiento y maquinaria y no en horas de trabajo. O tener en cuenta la variabilidad en la intensidad de servicio. Me refiero a pasar de un modelo presencialista en mantenimiento a uno de movilidad.
En cuanto a nuevas variantes de Covid, en CBRE definimos ya en abril de 2020 una batería de más de cien medidas, que afectan a todas las áreas de servicio (mantenimiento, limpieza, restauración, seguridad, etc.), y que hemos implementado con éxito en nuestros clientes. Muchas de ellas siguen vigentes y otras algunas han sido sustituidas por otras con mayor impacto.
A colación del punto anterior, la digitalización desempeña un papel crucial. Y aquí podemos mencionar tres grandes herramientas: el RAEN para el mantenimiento basado en condición, la analítica remota de BMS y la utilización del BIM, tanto en los proyectos de nueva construcción como de renovación de instalaciones existente. Esto nos permite no solamente realizar una buena gestión y ordenamiento de los espacios de trabajo, sino también ser usada como base de datos fidedigna de las instalaciones.
¿Qué es esencial para concienciar acerca del impacto positivo del FM en el crecimiento y desarrollo de las organizaciones?
Si algo ha demostrado la pandemia, es la importancia estratégica del FM para las empresas. Siempre hemos defendido la decisiva contribución del Facility Management a optimizar el valor comercial de los activos, a racionalizar los costes y a atraer y retener el mejor talento. Pero ahora además se ha demostrado, en situaciones de crisis como la que hemos vivido, su enorme importancia para garantizar la continuidad del negocio, y por tanto la viabilidad de la empresa. Ser capaces de habilitar y mantener en el tiempo espacios libres de Covid, en los que los empleados puedan trabajar de manera segura, ha permitido a las empresas continuar con su actividad a pesar de la pandemia, evitando en muchos casos incluso su desaparición.
Por desgracia, la alta dirección de una buena parte de las empresas en España históricamente no lo han visto así, y demasiados consideran el FM como una commodity. Tenemos ahora una oportunidad de oro para poner todo esto en valor, y que la disciplina del FM y la figura del Facility Manager sean por fin reconocidos de la manera que corresponde.
