La última crisis económica (global) obligó a muchas empresas a poner atención a sus activos, a buscar una gestión mucho más óptima y eficiente de todos sus recursos, y produjo los primeros cambios en el diseño y la gestión de los espacios, que hoy están implantados. En una segunda etapa, fruto de la transformación social en la que estamos inmersos, el foco en las personas y en el medio ambiente, ha derivado en la evolución de los espacios hacia la consecución de las nuevas tendencias: búsqueda del bienestar del empleado, en primer lugar; colaboración, retención del talento, productividad y aumento de la creatividad, entre otros aspectos.

La transformación digital abre en las compañías nuevas oportunidades en los modelos de negocios, convirtiéndolos en algo muy distinto a lo que conocemos hasta ahora. Además la implantación de nuevas tecnologías, y la innovación que supone, no solo permite ofrecer al empleado un abanico de nuevas posibilidades e instrumentos de trabajo, si no que provoca caminar hacia la sostenibilidad y cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030. La Responsabilidad Social Corporativa es para muchas compañías una realidad y no una moda.