Desde que la pandemia azotó el mundo, el teletrabajo irrumpió en la vida de miles de millones de personas. Hace dos años, se concebía como una forma de cuidado frente a la crisis sanitaria, pero ¿cómo se percibe en el contexto actual? Con la evolución de los núcleos urbanos hacia metrópolis tecnológicas, el teletrabajo despunta como el billete hacia la ciudad inteligente.
El teletrabajo se podría definir como la forma más flexible de trabajar, es decir, la organización del trabajo que consiste en desempeñar la actividad profesional sin contar con la presencia física del empleado en la empresa durante su horario laboral. Esto implica el uso de métodos electrónicos y algún medio de telecomunicación para facilitar el intercambio de información entre la empresa y el trabajador. Como nuevo modelo de trabajo trae consigo algunos beneficios, no solo para el empleado sino también para la empresa:
- Reducción de desplazamientos, lo que a su vez disminuye el gasto económico y el cansancio correspondiente.
- Mayor autonomía y elasticidad del horario laboral, vestimenta, relaciones con los compañeros de trabajo.
Aunque trabajar desde casa está empezando a normalizarse, hay que tener en cuenta que existen otras formas de trabajar que compaginan distintas modalidades.
Los modelos híbridos en el trabajo: ventajas e inconvenientes
Por un lado, hay quienes consideran beneficioso combinar la presencialidad con el trabajo a distancia, alegando que el cambio de paradigma aporta dinámicas eficaces y satisfactorias que reúnen lo mejor del teletrabajo y de la presencialidad.
La modalidad en remoto permite a la empresa ahorrar costes en infraestructuras y desplazamientos o que el empleado consiga una mayor autonomía, como se ha recalcado anteriormente. Sin embargo, trabajar de manera presencial aporta un contacto regular que propicia una relación de confianza entre los compañeros. Si combinamos ambos modelos, obtendríamos lo que se conoce como modalidad híbrida. Dado que aprovecha las ventajas de las dos formas de trabajar, es una herramienta cada vez más utilizada para retener a los empleados.
Las urbes y el teletrabajo
Uno de los aspectos más relevantes del teletrabajo en cuanto a su relación directa con los grandes núcleos urbanos, es la falta de un diseño específico para que sus habitantes trabajen desde casa. En cualquier ciudad de este país, gran parte de la actividad diaria de una persona consiste en los desplazamientos entre su ámbito laboral y su lugar de residencia. Desde el acceso al transporte público y al transporte privado hasta el valor inmobiliario de las viviendas cercanas a la empresa, los metros cuadrados de las casas y la compra de víveres, todo influye.
Aun así, el diseño actual de las ciudades no tiene por qué impedir la inclusión del modelo híbrido o teletrabajo. El confinamiento causado por la crisis sanitaria demostró que los efectos colaterales de la presencialidad (atascos, contaminación, ruido, estrés, aglomeraciones) se redujeron considerablemente. Cabe pensar que estos impactos mejoren o incluso desaparezcan en un futuro cuya población mundial viviría en urbes tecnológicas. Por otra parte, estos tiempos venideros promoverían la economía circular o el retorno de aquellos que huyeron a la España rural.
El teletrabajo se perfila como el billete hacia la ciudad inteligente. Es decir, hacia los núcleos urbanos digitalizados, sostenibles y con bajos niveles de contaminación.
¿Teletrabajo sí o no?
Una frase repetida en tiempos de pandemia: «El teletrabajo ha llegado para quedarse». Pero, ¿realmente es así?
Estudios recientes de la Unión Europea afirman que la flexibilización del horario y del lugar de trabajo son dos aspectos que los empleados valoran, pues permiten conciliar mejor la vida profesional y la privada. Sin embargo, esto no es tan sencillo de encajar en el actual sistema productivo español. Además, la tradición tiene peso en España, por lo que transformarla suele llevar tiempo. En la actualidad, abundan las empresas que desean expresamente mantener un contacto directo con sus trabajadores.
En el caso de España, la ley sobre el teletrabajo busca incentivar que las empresas lo pongan en marcha para proporcionar al trabajador mayor autonomía y calidad de vida, acondicionando los correspondientes medios tecnológicos, la formación TIC y la seguridad laboral.
Archivado en: