CO2 (dióxido de carbono) + H2O (agua) –> C6H12O6 (glucosa) + O2 (oxígeno). El origen de toda forma de vida conocida es el resultado de la ecuación de la fotosíntesis, y solo las plantas pueden hacerlo. Mediante el proceso biológico de la fotosíntesis, los organismos vegetales tienen la capacidad de integrar en su biomasa (hojas, raíces, madera) y en el suelo una parte significativa del carbono que fue absorbido como CO2, convirtiendo así a los árboles en sumideros de carbono a largo plazo y contribuyendo a la reforestación.
Este proceso nos obliga a pensar que todo lo que hacemos tiene sus repercusiones de una u otra manera en el planeta en el que vivimos. Cualquier organización empresarial que haya alcanzado el éxito en su modelo de negocio no está completa si no devuelve al planeta parte de sus beneficios, por su propio interés y futuro de las generaciones venideras.
Se le atribuye a Martin Luther King la frase: “Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo hoy todavía plantaría un árbol”. Aquí es donde empresas como Eurofor S.A. desarrollan su actividad, con más de 20 años de experiencia al servicio de la gestión integral de los proyectos reforestación y con más de 30.000 hectáreas reforestadas.
El capital humano de la organización se encarga de la búsqueda de terreno, estudiar el suelo, clima, especies viables, preparación del terreno, mejora genética, micorrización controlada, plantación y cuidados posteriores para conseguir devolver al ecosistema un bosque arbolado y diverso.
Ponemos a disposición de nuestros clientes toda la tecnología, conocimiento e ingeniería para llevar a cabo cualquier reforestación y que esta además se convierta en un sumidero de CO2 certificado. Desde Eurofor nos encargamos de la inscripción de los proyectos en el MITECO, cálculo de las absorciones, planes de gestión y trámites necesarios para que dicho proyecto tenga entidad para incorporarse al mercado de derechos de emisión.
Disponer de un proyecto de absorción acreditado abre la ventana para la compensación de huella de carbono de cualquier organización interesada, neutralizando así las emisiones de CO2 asociadas al desarrollo de la actividad empresarial, independientemente del sector en el que se desarrolle.
Cualquier empresa puede hacer su aportación a la mejora del planeta tanto desde el punto de vista de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) como desde la reducción de su huella de carbono y la compensación de los derechos de absorción.
Un ejemplo real de ello ha sido la reforestación de 90 hectáreas en Belorado (Burgos), con la empresa multinacional de servicios SAMSIC. Esta actuación ha supuesto la plantación de más de 100.000 árboles de diferentes especies forestales, como por ejemplo: Pino laricio (Pinus nigra), Pino de Alepo (Pinus halepensis) o especies acompañantes como el Crataegus monogyna, que, si siguen su evolución natural, evitando incendios, sequías extremas y plagas, aportarán más de 20.000 toneladas de fijación de CO2 atmosférico.
Los bosques son nuestra herramienta más poderosa para combatir el cambio climático, generar oxígeno, promover las lluvias, limpiar la atmósfera y aumentar el bienestar de la población. En definitiva, son esenciales para la vida. Protegerlos y restaurarlos debe ser nuestra prioridad.
Plantar un árbol, aún a sabiendas que nunca estaremos a su sombra, es una manera de dejar un mundo mejor a las generaciones que vendrán detrás, merece la pena y no hay gesto más altruista que distingue y diferencia a las empresas socialmente responsables.
La Ingeniería de Montes en España lleva más de 150 años de historia. Seguimos avanzando e investigando para conseguir respuestas a los retos que la sociedad actual e hiperconectada nos va planteando, luchando contra la erosión, contaminación y mitigación del cambio climático.
Desde esta línea, animamos a todas las empresas a plantar árboles dentro de sus posibilidades, ya que cualquier gesto, por pequeño que sea, cuenta. Y, si hoy nuestros bosques avanzan, es justo reconocer el esfuerzo y talento de las generaciones anteriores que supieron ver a largo plazo y con visión de futuro.
Como dijo Eliud Kipchoge, campeón del mundo de maratón: “Uno no puede tener éxito solo; nos necesitamos unos a los otros, tanto en la vida como en los deportes. Cuando gano, tengo la tradición de plantar un árbol para celebrar nuestros éxitos, ya que el momento de gloria es fugaz, pero la alegría que produce el crecimiento de un árbol dura muchas vidas”.
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