En el mundo actual, donde la conciencia ambiental y la sostenibilidad son elementos clave, las empresas se enfrentan a una presión creciente para adoptar prácticas más respetuosas con el medioambiente. En este contexto, la tecnología se ha convertido en un aliado crucial e indispensable para las compañías que buscan mejorar su sostenibilidad.
Para logros que van de la reducción de la huella de carbono hasta la optimización de recursos, la tecnología es fundamental en la transformación de las operaciones empresariales hacia unas prácticas más sostenibles y responsables que aporten, además, una mayor eficiencia energética, rentabilidad y reconocimiento de marca.
Desde los primeros equipos informáticos creados a mediados del siglo pasado, las innovaciones tecnológicas no han dejado de avanzar y, ahora, ayudan a mejorar la sostenibilidad empresarial.
En muchos casos, estas innovaciones tecnológicas contribuyen, además, a cumplir con algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas (AG-ONU) y que se pretenden alcanzar en 2030.
Pero hay mucho camino por recorrer todavía, como dejan claras las conclusiones del Barómetro ODS 2022 realizado por ESADE. Este señala que solo un 34% de las empresas españolas tiene una estrategia empresarial alineada con los ODS, aunque las compañías que ya han empezado a centrarse en ellos han conseguido obtener un destacado ahorro de costes y un impacto directo positivo en su reputación.
El beneficio más destacable que aporta la tecnología en este sentido es su capacidad para automatizar procesos y mejorar la eficiencia energética. Los sistemas de automatización permiten controlar y ajustar el consumo de energía en función de las necesidades reales, lo que se traduce en una reducción significativa del desperdicio energético. Por ejemplo, con los nuevos motores eléctricos inteligentes, la climatización y los sistemas de tratamiento de aire pueden ser controlados de forma eficiente y automática según la ocupación de los espacios o las condiciones del entorno, reduciendo así el uso innecesario de energía en todo tipo de instalaciones.
Estos motores, equipados con tecnología de vanguardia como ‘software’ de inteligencia artificial (IA), permiten un control preciso y eficiente de la potencia y la velocidad de funcionamiento, a la vez que ofrecen ventajas notables en términos de eficiencia energética. A diferencia de los convencionales, que a menudo funcionan a plena potencia incluso cuando no es necesario, estos motores eléctricos inteligentes ajustan automáticamente su rendimiento según el momento, condiciones y demanda actual; algo que no solo ahorra energía, sino que también prolonga la vida útil del equipo y reduce los costes de mantenimiento.
La verdadera revolución de estos motores eléctricos inteligentes radica en su capacidad para integrarse en sistemas de gestión más amplios -también inteligentes- que controlan y monitorean, por ejemplo, la climatización de los edificios. Con la recopilación y el análisis de datos en tiempo real se obtiene una visión precisa de cómo se utilizan los recursos en los edificios, lo que permite a los administradores tomar decisiones informadas para mejorar su eficiencia energética. La retroalimentación constante de los datos también facilita la identificación de problemas potenciales y su resolución antes de que se conviertan en inconvenientes mayores.
La monitorización y el análisis de datos son elementos esenciales para comprender el rendimiento y la eficiencia de las operaciones en tiempo real
Está claro que la adopción de estos motores eléctricos inteligentes y sistemas de gestión integrados tiene un impacto ambiental muy positivo que ayuda a mejorar la sostenibilidad empresarial: la reducción del consumo de energía disminuye las emisiones de gases de efecto invernadero y la demanda de recursos.
Además, esta acción no solo beneficia al medioambiente, sino que, como hemos visto, también mejora la rentabilidad y la imagen de la empresa, lo que atrae a consumidores y socios comprometidos con la sostenibilidad.
Asimismo, la automatización tiene un impacto directo en la gestión de la energía en la producción industrial. Los procesos industriales a menudo requieren una cantidad considerable de energía, y optimizar su funcionamiento puede generar grandes ahorros. La tecnología permite supervisar y ajustar los equipos de manera precisa, evitando el sobredimensionamiento y el uso ineficiente de motores y maquinaria. Además, la integración de sistemas de gestión energética basados en datos facilita la identificación de áreas donde se puede reducir el consumo energético sin comprometer la calidad o la productividad.
Por otro lado, la transformación digital y la implementación y uso de las nuevas tecnologías en las empresas también impulsa la colaboración y la comunicación, lo que facilita la adopción de prácticas de trabajo remoto y la reducción de viajes de negocios, por ejemplo. Y esto, a la vez que disminuye la huella de carbono de la compañía, mejora la calidad de vida de los empleados, dado que pro- mueve un equilibrio entre el trabajo y la vida personal.
Así, vemos que la tecnología no se limita únicamente a la optimización de procesos y equipos existentes, sino que también impacta en la toma de decisiones empresariales informadas y sostenibles. La monitorización y el análisis de datos son elementos esenciales para comprender el rendimiento y la eficiencia de las operaciones en tiempo real, evaluar el rendimiento energético de sus equipos e instalaciones y realizar un seguimiento detallado de sus indicadores clave de sostenibilidad.
Todo ello ayuda a las empresas a establecer objetivos de sostenibilidad realistas y medibles con metas específicas de reducción de emisiones, consumo de energía y uso de recursos que pueden ser monitoreados y ajustados de manera continua en función de los resultados reales.