En los últimos años, el impacto que tienen nuestras acciones en el medio ambiente han comenzado a tener importancia en la conciencia social. Cada vez tenemos más conocimientos sobre los residuos que producimos, como los plásticos o las emisiones de CO2 generadas por la industria y el transporte. Sin embargo, todavía no somos conscientes de la contaminación provocada por la digitalización del mundo que nos rodea. La huella digital se ha convertido en otro de los principales responsables de la contaminación mundial.
Se estima que en menos de 10 años los centros de servidores llegarán a consumir un 20% de la energía generada en el mundo, ya que se necesitan millones de vatios para guardar nuestros datos. Los expertos aseguran que la huella de carbono generada por los datos digitales podrían igualar a la huella generada por el transporte. Con motivo del Día mundial del Medio Ambiente, la empresa líder en workplace ISS, propone una serie acciones sencillas para poder reducir esta huella digital en las empresas.
Los beneficios de la transformación digital podrían convertirse en desventajas para la sostenibilidad
La transformación digital ha traído beneficios como la reducción del consumo de papel, que repercuten positivamente en la lucha contra el cambio climático y reducen las emisiones de CO₂. “Sin embargo, la producción, el uso y la transferencia de datos y su almacenamiento provoca más emisiones de CO₂ de lo que cabría esperar”, explica Ana Jimeno, Gerente de Calidad, Medio Ambiente y Prevención de Riesgos Laborales de ISS España.
Actualmente un 60% de la población mundial (4.660 millones de personas) tiene acceso a Internet. “Cada consulta, cada búsqueda, cada archivo enviado y cada documento almacenado, ejecutado miles de millones de veces, es responsable de parte de la creciente demanda mundial de energía y, por lo tanto, también del aumento de las emisiones de CO₂”, aseguran desde ISS.
Almacenar datos en la nube genera las mismas emisiones de CO2 que la industria de aviación
La mayor parte de la huella digital es consecuencia del almacenamiento de los datos que se guardan y comparten en servidores, correos o un dispositivo que consume energía. Esto quiere decir que aunque los mensajes o acciones realizadas en internet son un impacto para la huella digital, el principal problema es las grandes cantidades de CO2 que genera el suministro eléctrico donde guardamos esos datos. Por ello, subir los datos a la nube no es la mejor opción.
Se calcula que los centros de servidores usan unos 30.000 millones de vatios para guardar nuestros datos, el equivalente a la producción de 30 plantas nucleares. El motivo de este consumo de energía es que los servidores necesitan de ella para su funcionamiento y, sobre todo, para su refrigeración. Se estima que la emisión de carbono por parte de esta actividad digital es equivalente a las emisiones globales de CO2 de toda la industria de la aviación.
Este lugar al que llamamos nube es real y tiene forma de enorme servidor capaz de almacenar millones de terabytes de información. La información que utilizan millones de usuarios de todo el mundo y que, en muchas ocasiones, no se utiliza. “Las empresas tienden a ser quienes más archivos almacenan que a menudo no se vuelven a consultar nunca más. Desde archivos de clientes antiguos, documentación desactualizada que se acumula, que no solo impactan negativamente en el medio ambiente, sino que también pueden entorpecer el correcto desempeño de la compañía”, comenta Ana Jimeno.
Cuatro propuestas para reducir la huella digital en las empresas
Desde ISS proponen una serie de acciones para que las empresas puedan disminuir la emisión de CO2 con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente. En primer lugar, limpiar los dispositivos y eliminar aquellos documentos, videos e imágenes duplicadas o que no se utilizan. En segundo lugar, desinstalar apps y programas que no se utilizan. Por otro lado, sería imprescindible borrar los mensajes de correo electrónico antiguos. Y por último, desuscribirse de newsletters que no se leen.
Son pequeñas acciones cotidianas que a gran escala suponen una reducción importante de emisiones de carbono. “En ISS creemos firmemente que nuestras acciones pueden marcar la diferencia, empecemos por tomar conciencia y aplicar pequeños cambios”, añade Ana Jimeno.
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