Construye Sostenibilidad es una iniciativa del Observatorio 2030 del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE), en colaboración con la startup DoGood. El proyecto acaba de concluir su primera edición con un gran éxito de participación. 217 trabajadores de 49 empresas e instituciones miembros del Observatorio 2030 del CSCAE han colaborado en ella.
Construye Sostenibilidad cumple así con su objetivo de llevar los ODS de la ONU a la acción individual. Y para ello, el hilo conductor ha sido siempre el ODS 11 (ciudades y comunidades sostenibles). Gracias a esta acción, el Observatorio 2030 del CSCAE ha logrado mejorar las rutinas de sus socios. Y es que, si incorporan al menos un hábito sostenible nuevo en su día a día, Construye Sostenibilidad habrá logrado, potencialmente, que reduzcan 175.200 litros de agua, 5.560.410 gramos de CO2 o 10.220 kilos de residuos en un año.
Construye Sostenibilidad ayuda a concienciar
La iniciativa ha sido un éxito entre los participantes. Tanto, que a algunos les ha parecido corta. “Me quedé con ganas de más. Ha sido muy entretenido y acercaba la sostenibilidad al usuario de forma muy inteligente”, comenta Miguel Martínez, responsable de Urbanismo de Azalea. La misma opinión comparte Lola Araujo, senior consultant de Savills Aguirre-Newman: “Eran retos del día a día y te ayudaban a ver cómo con rutinas cotidianas pueden cambiar las cosas”, añade.
En ese sentido, Antonio Urdiales, director de Sostenibilidad de Cosentino, sugiere una próxima edición de, como mínimo, veinte días de duración, “para afianzar la práctica de los buenos hábitos en el tiempo”. Urdiales ha sido uno de los participantes con mejor posición en el ranking. No en vano, asegura que “ha sido sencillo completar la mayoría de los retos” gracias a la vinculación directa con su profesión.
Uno de los objetivos de esta primera edición de Construye Sostenibilidad era mostrar a sus participantes la cantidad de “pequeñas” cosas que pueden hacerse para ser más responsables con nuestro planeta. Araujo comenta que “jamás se le habría ocurrido aprovechar el agua de la ducha para regar las plantas”. Por su parte, lo que más sorprendió a Miguel, de Azalea, fue la importancia de cortar las cuerdas a las mascarillas. “Así evitamos que especies acuáticas queden atrapadas en las cuerdas o incluso ahogadas. Nunca había pensado en ello”, comenta.
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