El informe Salud, espacios, personas, está elaborado por el grupo de trabajo GBCe Salud con el apoyo y el patrocinio de H.A.U.S Healthy Buildings, compañía especializada en la construcción de proyectos de edificación en los que la salud y la sostenibilidad son los dos factores protagonistas.
Además, ha contado con la participación de destacados expertos en medicina, salud en la edificación o pobreza energética.
Estructurado en seis capítulos, el informe Salud, espacios, personas aborda la relación de las personas con los edificios y cómo éste afecta a funciones vitales como la respiración, alimentación, descanso o movilidad.
Una vez establecidas las premisas en las que los expertos basan la influencia fisiológica de los edificios, el informe aborda las pautas y medidas que deben tomarse en el proceso edificatorio e, incluso, fin de vida del edificio.
“Este trabajo de analizar pormenorizadamente cuáles son las intervenciones más adecuadas sobre un edificio para ver cómo pueden mejorar la salud de sus habitantes es lo más novedoso de este informe. Desde un principio, el grupo de trabajo tenía claro que no quería solo realizar una fotografía de la estrecha relación entre edificios y salud, sino dar herramientas a los agentes del sector para que sus intervenciones redunden en una mejora del bienestar y la salud de la población”, asegura Bruno Sauer, director general de GBCe y miembro del equipo de trabajo.
En la misma línea se pronuncia el director de H.A.U.S. Healthy Buildings y coautor del informe, Ricard Santamaria: “Hemos concebido este trabajo como un punto de partida que nos permita impulsar mejores prácticas que ayuden a mejorar el sector, el parque edificado y la salud de las personas. A largo plazo, estas medidas influirán en la reglamentación en materia de edificación y pliegos de contratación y en las herramientas para la evaluación de proyectos en procesos de selección o certificación”.
Otro aspecto novedoso en el enfoque de este informe es que no se limita a realizar recomendaciones en la fase de diseño del edificio o en el momento de su uso, con la posibilidad de realizar rehabilitaciones energéticas que mejoren las prestaciones de salubridad de un edificio. “Además de factores como la elección del emplazamiento o la concepción técnica del proyecto, pasando por su ejecución, hemos querido recoger el conocimiento sobre cómo el uso y mantenimiento de los edificios e, incluso, su demolición y desmantelamiento, influyen en la salud de las personas”, afirma Sauer.
Tomando como referencia que las personas pasamos entre un 80% y un 90% de nuestro tiempo en el interior de los edificios -porcentaje que se ha visto incrementado en estos tiempos de pandemia de Covid-19-, el informe añade un capítulo para analizar cómo el factor tiempo (un día, un año, una vida) condiciona en gran medida la manera en la que el entorno influye sobre la salud y el confort.
El informe es en gran medida un ejercicio por ordenar, mostrar y citar un gran número de indicios que desde diferentes disciplinas relacionan la salud de las personas con las condiciones ambientales en las que estas viven, indicios que en muchos casos el tiempo convertirá en evidencia.
Para Ricard Santamaria, “cada vez disponemos de más conocimiento, información y pruebas empíricas que relacionan nuestro trabajo con la salud de los que algún día ocuparan los espacios que ayudamos a diseñar y construir”, asegura. “Es cada vez menos discutible la relación existente entre las condiciones ambientales creadas y la salud y el confort generado, no solo en el plano fisiológico, también en el cognitivo, desde las sensaciones o el bienestar percibido por nuestro organismo, hasta procesos como el aprendizaje o la memoria, que también están claramente influenciados por nuestro entorno y por los edificios en los que vivimos, trabajamos, nos formamos o disfrutamos de nuestro tiempo de ocio”, concluye.
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