La gerencia de la construcción en cualquiera de los eslabones del ciclo de vida de una edificación ya no puede hacerse sin tecnología. De hecho, despediría a cualquier gerente que no implantara el máximo de tecnología en su quehacer diario y en la dinámica de su empresa. Y lo haría porque si no es así, está perdiendo dinero y además está haciendo perder el tiempo.
La demostración de este argumento –que debe entenderse que no se trata de una posición personal, sino de una conclusión de lo que vamos a ver a continuación– ya la dio Paul Teicholz, de la Stanford University, hace una década. Demostró que la construcción es el sector productivo con menor productividad, y lo hizo analizando en un país como Estados Unidos la producción de metros cuadrados construidos dividida por el número de horas/hombre (mejor deberíamos decir horas/trabajador@) por año desde 1964. Y la gráfica ilustra claramente cómo todos los otros sectores industriales multiplican su productividad por el 250% como mínimo, y cómo el sector de la construcción no es capaz ni de mantener la misma productividad de hace 60 años. Y estamos hablando de Estados Unidos. Lamentablemente, en España no disponemos ni de la gráfica.
La conclusión que podríamos deducir, según mi propio punto de vista, es que todos los otros sectores son “industriales” y la construcción no lo es. Y por lo tanto, nuestra misión es precisamente transformar este sector en un sector “industrializado”. Los materiales que utilizamos están industrializados, los productos también…, pero en cambio no hemos introducido ninguna industrialización en los procesos, tomas de decisiones, proyectos, etc. Por esta razón, no podemos hablar de una gerencia de proyectos, construcción o mantenimiento tecnologizada.
Todos tenemos cierta visión del nuevo concepto “Revolución Industrial 4.0”, pero pocos podemos identificarla con algo que ocurra en nuestro sector de la construcción. Quizás es porque el primer paso que deberíamos realizar es cambiar la designación de nuestro sector, el de la construcción, por el acrónimo AECO. Un acrónimo que responde a los ámbitos de Arquitectura, Ingeniería, Construcción y Operación, y que por primera vez une los eslabones del ciclo de vida de un proyecto. Algunos incluso defendemos introducir la “P” de Promotor (sea público o privado) y la “F” de Fabricante para cerrar realmente el ciclo con los operadores importantes e interesantes. Ahora que ya tenemos unidos a todos los agentes participantes en un proyecto vamos a intentar mejorar su productividad. Esta mejora de la productividad solo se logra al obtener y utilizar información. Y la información la conseguimos si disponemos de datos. Y los datos los obtenemos si hemos digitalizado el proceso.
Uno de los pocos libros que trata el tema es el recientemente aparecido Industry 4.0 form the Built Environment, cuyos autores –Marzia Bolpagni, Rui Gavina y Diogo Ribeiro– analizan las metodologías y aplicaciones del “4.0” aplicadas en el sector AECO.
De la digitalización al BIM en FM
Por esta razón, la mejora de productividad pasa por industrializar los procesos y eso lo podremos hacer si los tenemos digitalizados. BIM aparece justo en este momento, en el que debemos digitalizar el proyecto. Por ello, en mi teoría de las 10 Dimensiones del BIM, la primera dimensión es la de Implantación del BIM. Sin ella, no dispondremos de datos y, por lo tanto, no podremos digitalizar el proceso y tampoco industrializarlo.
No tenemos espacio para explicar cada una de las dimensiones, pero dentro de estas 10 Dimensiones BIM, la séptima es la dedicada al FM/AM. Después de la Planificación 4D, las mediciones y presupuestos 5D y la sostenibilidad 6D, llegamos a la dimensión más importante del BIM, la 7ª Dimensión. Y no lo digo por estar escribiendo en esta revista, sino porque los «datos» así lo dicen.
La utilización de los datos aportados por un modelo digital BIM tienen un impacto increíble (de hecho, suponen 60 veces el coste del proyecto y tres veces el de la construcción) en el ciclo de vida tanto de una edificación como de una infraestructura
La gestión de inmuebles y/o activos infraestructurales es la parte importante –digámoslo así– del pastel construido, y ello conlleva que la tecnología como palanca de incremento de beneficios y no es una opción; es una obligación. La mayoría de las nuevas PropTech que aparecen en el panorama nacional e internacional aportan iniciativas en este sentido y dejan clara la importancia del OPEX frente al CAPEX. Solo por poner un ejemplo, cualquier hospital provoca tantos gastos en un año y medio como los ocasionados durante su construcción. Gestionar bien su mantenimiento y su operación implica tener en la mano todos los datos espaciales y ambientales del activo. Y aquí uniríamos el modelo digital al concepto de Digital Twin y a la incorporación de dispositivos IoT (sensórica e instrumentación) para convertirlo en un Digital Twinning, un proceso constantemente alimentado.
Podríamos hablar de seguridad y salud en la fase de mantenimiento conducido con BIM, de la importancia de realizar un AsBuilt en la recepción del activo, de la importancia de la industrialización de procesos después de la digitalización, de su sostenibilidad… Pero nada de ello sería posible sin habernos digitalizado, sin tener en nuestras manos un modelo digital BIM…