A pesar de las dificultades, que sin duda la eficiencia energética todavía encontraba antes del Covid-19, el sector, así como las directrices que marca Europa, iban encaminadas a ir fortaleciendo esta tendencia. La crisis del cambio climático necesita toda la celeridad posible para convertirnos en un planeta sostenible.
En España, solo el parque de edificios consume el 30% de la energía nacional. La actuación en materia de energía sobre estos activos ya implicaría un gran avance. Por medio de la rehabilitación se pueden alcanzar importantes objetivos para reducir su impacto.
Según la AMI (Asociación de Empresas de Mantenimiento Integral y Servicios Energéticos), “previsiblemente, la revisión de las Directivas Europeas sobre eficiencia energética y energías renovables, cuyo periodo de consulta pública finalizó el 12 de febrero de este año, consolidará el papel decisivo de las Empresas de Servicios Energéticos (ESEs) en la renovación de edificios, en clara apuesta por los contratos de rendimiento energético para financiar estas actuaciones y ejecutar los planes de eficiencia energética a largo plazo”.
La asociación, que confía en las iniciativas públicas o campañas de ayuda y sensibilización para eliminar barreras, se muestra optimista en este 2021 y “dispuestos a seguir trabajando en proyectos público-privados que contribuyan a la consecución de los objetivos de España en materia de eficiencia energética y en desarrollo de energías renovables, a través del mantenimiento de edificios e instalaciones de alumbrado”.
Sin embargo, en este momento se encuentra todavía la pandemia del Covid-19, donde, según Josep Ortí i Llop, presidente del comité de edificios de la Asociación Española de Mantenimiento, (AEM), “la eficiencia energética ha pasado a un segundo plano de importancia, ya que el aumento de los caudales de aire de ventilación, el incremento de elementos de filtración, etc., ha provocado mayor consumo, pero no ha sido un elemento decisivo para su aplicación. Sólo hay que darse cuenta de las numerosas ventanas abiertas que se observan en nuestros edificios (para mayor ventilación) con la instalación de climatización a pleno funcionamiento”.
Es evidente que esta situación es transitoria, y volverá a ser relevante prestar atención a la eficiencia energética en el mantenimiento y la explotación de los edificios, lo que les otorga un importante valor, de cara al propietario del mismo.
No obstante, la pandemia, que ha afectado de una manera global, en todos los ámbitos, también dejará en relación a la eficiencia energética factores que permanecerán, y detectarlos nos ayuda a saber cuáles serán los próximos retos.
La experiencia del usuario en los edificios o instalaciones, en cualquier espacio, que ya venía cogiendo fuerza, tendrá un añadido: experiencia y seguridad, que repercutirán en la conservación y el mantenimiento. “Para ello, los cambios serán significativos no sólo en el modelo de contratación, sino en la aplicación de los servicios, valorado por indicadores de calidad sobre dichos criterios”, explica Ortí.
Los profesionales del sector del mantenimiento ya han detectado que se pasará a un mantenimiento predictivo de la mano de la tecnología, lo que supone optimización en los recursos.
La eficiencia energética estará ligada a la salud, pues será un vector determinante para la consecución de certificaciones que inciden en el bienestar de las personas bajo distintos aspectos: como la iluminación, climatización, confort, bienestar… etc. Nos referimos a las certificaciones LEED, BREEAM, WELL, por ejemplo.
Otro desafío para Josep Ortí se deriva de BIM: “En edificios existentes la herramienta o software de Facility Management ya se considera con un nivel de implantación elevado, pero para los nuevos edificios diseñados en BIM, mediante modelo de gemelo digital, permitirá la gestión del mantenimiento y de la eficiencia energética a la finalización de la construcción y posterior explotación”.
Finalmente, el teletrabajo, que ha acelerado el Covid-19, regulado o no, abre un nuevo contexto, donde la eficiencia energética, el mantenimiento, la rehabilitación, etc. tendrán importantes desafíos en todos los edificios.
Desde el punto de vista de ANESE, Asociación Nacional de Empresas de Servicios Energéticos, “el actual marco sanitario y económico demanda que nos esforcemos en que los edificios mejoren mediante actuaciones de ahorro energético y de fomento de las energías verdes. Y en ANESE defendemos y entendemos la rehabilitación energética de un edificio como un sinónimo de más ahorro energético, menos gasto económico, menos emisiones de CO2 y menos impacto medioambiental. Igualmente, creemos que esa rehabilitación energética anima la integración de tecnología en las instalaciones y minimiza la pobreza energética. Y, a la larga, termina por ser un destacado promotor de la actividad y del empleo para los sectores de la construcción y de la energía de una forma más directa, al mismo tiempo que también reduce la dependencia energética”.
Asimismo, nos indican que si tienen que destacarse por algún reto puntual de la eficiencia energética de los edificios, “éste es sin duda el de la Edificación de Consumo Casi Nulo, siendo conscientes de que la mayor parte del consumo de energía de un edificio se produce en sus sistemas de climatización. Y el gran desafío reside en apostar por el uso de energías renovables o incluso la propia orientación del edificio, por una iluminación controlada, por un aislamiento térmico, etc., para lograr así una mayor eficiencia energética”.
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