Bajo el título: “Parámetros que hay que gestionar para lograr espacios de trabajo saludables y confortables”, se desarrolló el coloquio digital patrocinado por Fellowes, que pretendía abordar los distintos aspectos, herramientas y casuística entorno a la calidad del aire y del ambiente de los interiores para hacer frente al Covid-19, pero también para lograr que los espacios no provoquen enfermedades a las personas.
Hasta ahora el foco ha estado en las infraestructuras, pero se ha puesto de manifiesto que actualmente en el centro de las decisiones que se toman deben estar las personas. Con la pandemia se ha hecho patente la necesidad de que las personas se sientan seguras. La salud y su bienestar prima, y los interiores de los edificios están en el punto de mira. Es uno de los aspectos en los que la pandemia ha incidido, aunque los debates sobre el confort o la existencia de los edificios enfermos estaba sobre la mesa, la irrupción del Covid-19 los ha convertido en asuntos relevantes que abordar y solucionar.
En este coloquio participaron: Eva García Agudiez, Business Partner de Prevención de Riesgos Laborales en Sacyr Facilities; Miguel Ángel Esteve Andrés, director técnico de Mantenimiento y subdirector de la división de Mantenimiento y Servicios Energéticos de Grupo Clece; Olga Huélamo, gerente de Grandes Cuentas de la Dirección de Desarrollo de Negocio y Operaciones de Ferrovial Servicios; Mateo Sánchez, director técnico de CBRE; José Luis Esteban Chimeno, técnico especialista en Mantenimiento de Grupo Eulen; Melquiades Arce, director de la división de Bienestar de Fellowes Brands; y Ricardo Díaz, Catedrático de Ingeniería en Udima y Decano del Colegio de Químicos de Madrid.
Entornos saludables
Los parámetros que miden que un espacio sea saludable están regulados desde hace tiempo por una norma UNE. Estos parámetros son los que han ayudado a las organizaciones a establecer las medidas pertinentes frente al Covid-19 para tratar de garantizar la seguridad en la vuelta a los espacios interiores.
Eva García comentó que, “al final se trata de reducir los aforos incidiendo en la calidad del aire, que es el parámetro más importante; luego está la temperatura y la humedad, que en este aspecto no se han cambiado consignas”. José Luis Esteban insistió en que “estos parámetros no son nuevos, están escritos en una norma UNE, para garantizar que esos edificios son saludables. Otra cuestión es que se cumpla, y eso es un reto que tenemos todas las organizaciones. Nosotros sobre cómo asesoramos a nuestros clientes”.
Humedad y temperatura. ¿Es posible controlar el Covid-19 con estos parámetros o es el caldo de cultivo perfecto? Para Miguel Ángel Esteve debemos hablar de reducir las posibilidades de contagios con distintas medidas, no podemos eliminarlo por completo. El virus lo transportan las personas, no está en el aire porque sí mismo, el virus busca “vehículos” para trasladarse de una persona a otra, y esa es la función de las gotículas, de los famosos aerosoles. “Controlar la calidad del aire, el aforo y la ventilación son formas de reducir las posibilidades de contagio”, asegura. “Los resultados en este sentido que he podido comprobar con las mediciones y demás, sobre todo, con personas de alto riesgo, en residencias y con enfermos, han sido muy buenos. Hemos tenido que cambiar pautas de ámbitos de la gente, y esto ha ido funcionando, a parte de las medidas higienicosanitarias. Estos parámetros controlados contribuyen a que la probabilidad de contagios sean menor”.
Hay una influencia directa entre humedades relativas bajas y que un coronavirus pueda estar activo; en cuanto a la temperatura parece que se reduce la carga viral por encima de los 30 grados. ”Pero eso es bastante poco soportable energéticamente en invierno y en cuando a las personas, en verano”.
Según el experto Ricardo Díaz, “lo que está claro es que lo que no podemos pretender es que en el mismo ambiente en el que nos movemos las personas creemos un ambiente hostil para el virus, porque lo será también para nosotros. Vamos a intentar con todas las medidas atacar al virus, en primer lugar reduciendo la carga del ambiente, la primera medida con el control de aforo (el virus lo llevan las personas, no está en el aire flotando). Hay que resaltar, que la mayor parte de los edificios tienen déficits importantes para la renovación del aire, no tienen ni la instalación ni el diseño mejor para esos edificios”.
La cuestión se centra en la renovación del aire, esa parece ser la clave, y para estar seguros de hacerlo bien o si partimos de una situación desfavorable, los expertos recomienda medir y controlar constantemente. Las estimaciones no funcionan frente a los virus.
Para Mateo Sánchez no debemos desvirtuar el confort (con la temperatura y la humedad), si no que se debe “encontrar el equilibrio entre el confort y la seguridad”.
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