Hemos llegado a finales de 2020, año en el que nos enfrentamos a un desafío a escala mundial y de la mayor importancia: a áreas de la especie humana. Los efectos inmediatos de una crisis pandémica sin precedentes en nuestro tiempo, impactaron una interacción en la sociedad y los ecosistemas urbanos, que sufrieron fuertes perturbaciones y cambios. Particularmente, en el caso de los entornos laborales y, más específicamente, en la vida de las empresas, la pandemia nos ha presentado desafíos sin precedentes.
En una primera fase, movilizar a todos los empleados para el encierro en sus domicilios, manteniendo la comunicación e interacción con compañeros y clientes y, fundamentalmente, la actividad económica. En paralelo, y, sobre todo, en actividades críticas, asegurar la continuidad del trabajo con equipos ‘en espejo’ y redundancia de sistemas, para no comprometer la disponibilidad de los servicios. En una segunda fase, garantizar la continuidad del negocio ‘a distancia’, garantizando la calidad de los servicios prestados y las expectativas del cliente. En una etapa posterior, promover un regreso progresivo al lugar de trabajo, de manera segura y confiable, para todas las partes interesadas.
Todo este proceso se basó en tres premisas: velar por la seguridad de los empleados, garantizar la actividad económica de las empresas y promover la devolución de costes con confianza. De esta forma, las empresas que gestionan sus actividades con modelos IFM (Integrated Facility Management), garantizaron con mayor y mejor efectividad cómo las transformaciones se debían implementar. La visión holística de los edificios y actividades, una integración de la gestión estratégica del negocio, una agilidad de interacción con los usuarios y servicios, y la preocupación constante por el bienestar de los usuarios y clientes, son pilares de la filosofía IFM, que posibilitó una respuesta más ágil y mejor estructurada para los desafíos impuestos por la pandemia. La autonomía y agilidad del Facility Management, entendida y organizada como un departamento crítico para el éxito de una organización, resultó ser determinante en el grado de éxito y celeridad con que las empresas perpetraron de acuerdo a los cambios necesarios.
En el futuro, y con la esperanza de una vacuna eficaz a corto plazo, estaremos mejor preparados para volver a una nueva normalidad y, ciertamente, mejor preparados para los retos que tendremos que afrontar y que ya se están sintiendo en la vida de las empresas. El teletrabajo ya es una realidad y será cada vez más prevalente en el nuevo paradigma laboral; en edificios, la interacción con actividades transversales, como programar salas de reuniones, programar comidas, interactuar con otros empleados, compartir información comunitaria, entre otras, continuará y consolidará su ‘camino digital’, brindando mayor visibilidad de las preferencias de los usuarios y mejor adaptación de los edificios y servicios a su bienestar; la flexibilidad de los espacios de trabajo será cada vez mayor y su continua adaptación a la variabilidad de la ocupación será uno de los grandes retos que tendrán que afrontar las empresas. La motivación de los empleados, el bienestar en el lugar de trabajo y la ‘disposición para ir a la oficina’ son los nuevos objetivos que marcarán la diferencia a la hora de atraer y retener al mejor talento.
Junto con la vacuna que nos brindará una mayor inmunidad colectiva al virus y una mejor calidad de vida en la sociedad, también será importante que las empresas y los empleados comprendan la importancia estratégica del Facility Management para sus actividades y aseguren una mayor inmunidad para sus negocios a la adversidad.