El Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital publicó el día 29 de diciembre el Plan Nacional de Territorios Inteligentes (PNTI), un instrumento continuador del anterior Plan de Ciudades Inteligentes, ambos importantes para el avance tecnológico de los municipios y territorios españoles.
En mi opinión, lo que ha enriquecido y enriquece tanto el anterior como el nuevo plan es el diálogo que ha existido entre los agentes que los han hecho posibles. Creo que ambos instrumentos han evidenciado que no se puede partir de construcciones teóricas para hablar de los servicios que se prestan en las ciudades. Para iluminar y aportar nuevas ideas, se ha de partir necesariamente de lo contingente, de lo que sucede en las ciudades; pero no solo desde el aspecto práctico, sino añadiendo los procesos que han acaecido en nuestro país en el último quinquenio. Me refiero, obviamente, a las experiencias que han venido de la mano de la compartición de opiniones a través de las redes municipalistas y de la coordinación y apoyo que, de modo muy efectivo, en forma de ayudas ha partido del Estado y que ha contribuido a crear un modelo internacional de éxito.
En muchas ocasiones, y ésta es una de ellas, la organización de las soluciones parte del diálogo y de la participación espontánea para su configuración. En el caso de la Smart City, es paradójico ver que la configuración del modelo se ha ido enriqueciendo por las aportaciones de todos los actores y luego ha venido su explicación y construcción teórica.
Así pues, en el caso de las Smart Cities la autoorganización ha supuesto diálogo, sorpresas y fracasos y, en definitiva, autoaprendizaje para luego poder construir el modelo. De haberse seguido un plan previamente trazado, no se habría llegado al punto en donde actualmente estamos. Las ciudades se han erigido en laboratorios vivos de proyectos y nuevas experiencias, y de relaciones con la tecnología, para solucionar las prestaciones de servicios de siempre de forma más eficiente y sostenible. Ello ha contribuido no solo a una mejora en su prestación, sino también a ofrecer nuevos servicios que añaden una mejor calidad de vida personal y social.
La experiencia ha demostrado que el mejor plan es ir avanzando a corto plazo e ir creando el modelo a partir de un diálogo plural y práctico. Seguir el flujo de las innovaciones ha resultado claramente positivo.
Lo que ha enriquecido y enriquece tanto el anterior como el nuevo plan es el diálogo que ha existido entre los agentes que los han hecho posibles
No se puede dudar a estas alturas de que el modelo nacional ha sido muy creativo y, en mi opinión, tiene actualmente un punto de inflexión muy smart en el PNTI. Pero, no obstante, deberían aprovecharse las experiencias que se produzcan en su ejecución para dar la siguiente vuelta al paradigma. Sabido es que los planes, para que realmente sean útiles y aporten valor, han de tener una fecha de caducidad que obligue a una necesaria renovación del modelo.
En otro orden de cosas, cabe señalar que, lo que ha enriquecido y enriquece tanto el anterior como el nuevo plan es el diálogo que ha existido entre los agentes que los han hecho posibles. Ahora bien, no se puede partir exclusivamente de ese objetivo final para diseñar la construcción de las Smart Cities. La tecnología tiende a tener un valor propio en sí misma. No solo nos está ayudando en la construcción del modelo, sino que nos indica cómo debe de ser y cuáles son los requisitos y modos de actuación necesarios. Las TIC nos señalan cuál ha de ser el paradigma del futuro. Nuestro trabajo, cada vez más, es corregir la dirección de los avances tecnológicos hacia un modelo que mejore la calidad de vida partiendo de una adecuada planificación.
A mi modo de ver, lo positivo del PNTI es que sincretiza el estadio actual de las ciudades y territorios nacionales y se aporta una dirección común en donde incidir, y unas actuaciones priorizadas y conjuntas. Partiendo de los resultados y experiencias obtenidos en el Plan de Ciudades Inteligentes (2015), el PNTI se estructura en tres ejes de acción: “Acciones Territoriales”, “Acciones de Soporte” y “Acciones Complementarias”. Las primeras tienen el siguiente desarrollo: Objetos internos, 5G, Laboratorio Virtual de Interoperabilidad, Territorios Rurales Inteligentes, Turismo Inteligente y Servicios Públicos 4.0. Las segundas se clasifican en: Impulso a la normalización, Actuaciones de carácter Internacional, Gobernanza del Plan Nacional, Comunicación y Difusión y Capacitación y Formación. Y las últimas se desarrollan en los siguientes puntos: IoT para la prestación de servicios (privacidad y seguridad) en Territorios Inteligentes y Movilidad en Territorios Inteligentes.
El Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital publicó el día 29 de diciembre el Plan Nacional de Territorios Inteligentes (PNTI), un instrumento continuador del anterior Plan de Ciudades Inteligentes, ambos importantes para el avance tecnológico de los municipios y territorios españoles
En su conjunto, el PNTI pasa de un modelo en donde la creatividad de los desarrollos estaba radicada en las ciudades, a otro que responde a una estrategia nacional, y no deja de tener sus pros y sus contras. Evidentemente, la planificación nacional puede ser más eficiente en trazar una estrategia conjunta, pero necesitará de la espontaneidad y la creatividad que ya han ido aportando las ciudades al modelo global.
Entrando en su contenido, un punto importante es el desarrollo tecnológico que se pretende con los llamados Objetos Internos de Ciudad. La tecnología avanza rápidamente y poder contar con una ciudad mucho más sensorizada necesariamente debe ayudar a tener mejores diagnósticos y resultados más eficientes. El intercambio ingente de datos y la efectiva implantación del 5G es una carrera que empieza ahora y que puede reportar en el futuro grandes logros.
En cuanto a los Destinos Turísticos Inteligentes es una buena aportación. El mantenimiento de España en uno de los primeros destinos turísticos hace necesario que se mejoren los actuales. El espacio de las ciudades es compartido por igual entre residentes y turistas, lo cual genera tensiones sociales y un mayor consumo energético, entre otros problemas que deben abordarse urgentemente.
También acierta el PNTI en cuanto a la despoblación de territorios en España. Siempre el crecimiento de las ciudades ha venido de la mano de la despoblación de los entornos rurales. Mantener en ellos un grado de prestación de servicios eficientes y que permitan vivir en condiciones tecnológicas similares a sus ciudadanos es un derecho que hay que proteger y fomentar.
Más allá de los puntos someramente tratados, como conclusión cabe decir que el PNTI es un buen paradigma hacia donde debemos andar en los próximos años. Eso sí, su correcto desarrollo dependerá en buena medida de que se apoye en su gestión por las estructuras de redes y asociaciones de ciudades existentes, tanto en la gestión del PNTI como en la formulación de ideas y proyectos que ayuden, aún mejor si cabe, a los propósitos que se intentan alcanzar.