Los espacios inteligentes son poco a poco una realidad, sea cual sea la dimensión del espacio. Desde edificios o locales a ciudades en toda su extensión, el término ‘smart’ va ganando terreno. El objetivo: el control, la optimización y la sostenibilidad, así como la accesibilidad y el confort del usuario. En el caso de las personas con discapacidad, esto constituye un reto todavía mayor, y por ese motivo en este artículo hemos querido centrarnos en la accesibilidad como palanca para la diversidad.
Dicho reto es tal que necesita un completo análisis y adaptación al caso concreto, ya se trate de una oficina, un local, una vivienda o todo un edificio. La consultoría y certificación de accesibilidad es a día de hoy una realidad, y entidades como SIFU, expertas en el colectivo, ofrecen ya este tipo de opciones.
Acotando la definición, los llamados smart buildings o edificios inteligentes son aquellos cuyas instalaciones y sistemas permiten una gestión y control integrados y automatizados, con el objetivo de incrementar la eficiencia, la seguridad, la usabilidad y la accesibilidad.
Para que un edificio entre en esta categoría, en términos generales, debe ser eficiente, sostenible y accesible. Con un sistema de control y gestión automatizado, de modo que permita un análisis centralizado del funcionamiento de las instalaciones, del comportamiento de los usuarios y de su opinión. Además de sostenibles y seguros, han de ser confortables para sus habitantes o usuarios.
Hablar de accesibilidad resulta fundamental cuando nos referimos a las personas con discapacidad, pero este aspecto no solo es necesario para ellos, sino que también es clave para más grupos, como pueden ser las personas a partir de una cierta edad o aquellas que estén afectadas por lesiones temporales.
Es necesario efectuar un análisis global para abordar esta realidad. La accesibilidad no debe entenderse únicamente en el propio espacio físico, sino que va mucho más allá. Hay que comprender la accesibilidad en los siguientes ámbitos: cognitivo, sensorial, arquitectónico, tecnológico… Y todo ello sin olvidar la accesibilidad de los propios servicios que se ofrecen en un determinado espacio o instalación.
Mejores espacios
Los espacios inteligentes propician ámbitos mucho más accesibles y, por lo tanto, corporaciones y entidades con un mayor grado de diversidad. Está demostrado que las corporaciones con mayor diversidad:
– Se diferencian y se convierten en un lugar muy valorado para trabajar. Además, desarrollan una cultura empresarial abierta y singular, muy útil para esa diferenciación.
– Son más creativas e innovadoras. Un equipo con experiencias distintas y puntos de vista diferentes aportan mucho valor en los procesos de creación. La riqueza está en la mezcla, y la diversidad la potencia.
– Toma de decisiones más ágil y con posibilidades más amplias. Un equipo diverso aportará propuestas plurales, que enriquecerán la generación de ideas y, por tanto, favorecerán la obtención de mejores resultados.
– Flexibilidad y buen ambiente laboral. La diferencia se muestra con respeto y, con una buena gestión de la diversidad, todos tiene las mismas oportunidades, lo cual favorece un ambiente sano y un equipo unido y cohesionado.
– Mayor fidelización de los clientes. Se consigue empatizar más con estos, a los que se aporta una atención de calidad. Este valor, la empatía, se aprecia cada vez más.
– Mejora de la imagen de marca y de la reputación empresarial. El posicionamiento y la reputación de la empresa se verá beneficiada por una buena gestión de la diversidad, algo cada vez más valorado por los consumidores, que en muchos casos lo exigen de forma directa.
– Atracción y retención del talento. Un ambiente de respeto, igualdad, colaboración, creatividad e innovación promueve un buen entorno laboral que redunda en una mayor productividad y, al mismo tiempo, también potencia a la marca como empleadora, en un entorno de gran competencia por el talento.
– Un valioso lugar de aprendizaje y desarrollo profesional. Compartir el día a día con compañeros de todo tipo hace al trabajador más flexible, abierto y resiliente.
Trabajo de expertos
En SIFU apostamos por la tecnología a servicio de las personas. Por eso, evaluamos y certificamos la accesibilidad de las corporaciones bajo la norma AIS (Accessibility Indicator System), para garantizar que estas cumplan con los estándares globales en esta materia.
Esta norma acredita soluciones de movilidad, cognitivas y sensoriales. Apuesta por la prevalencia de las necesidades de los grupos de interés y atiende a las particularidades arquitectónicas y funcionales del objeto que es evaluado.
Para lograrlo, la norma AIS se sustenta en 373 requisitos, que se descomponen en más de 500 indicadores. Además, armoniza estándares y requerimientos que provienen de normas internacionales, nacionales y locales de los países en los que concretamente se emite la certificación.
Gracias a este índice, se conoce el grado de cumplimiento de las políticas de inclusión, diversidad y sostenibilidad, la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y, lo más importante, aporta datos objetivos y mensurables relativos al área social, de gobernanza, etc.
En definitiva, se evalúan, analizan y proponen acciones para lograr una accesibilidad real que favorezca la diversidad, lo cual, en definitiva, es un objetivo a lograr para toda organización.